Dunhuang está en el borde del Desierto del Gobi, en la parte occidental de la moderna provincia de Gansu. Esta ciudad oasis no fue solo una importante estación para las caravanas de la Ruta de la Seda, también la recorrían las embajadas provenientes de Asia Central e India. Misioneros y peregrinos budistas y de otras confesiones reposaban o se establecían aquí por períodos más o menos largos. La ciudad fue fundada como base militar por el gran emperador de la dinastía Han, Wudi, en 111 a. C. para facilitar la expansión occidental china y controlar la ruta comercial. Al norte de la ciudad también se levantó una muralla flanqueada por atalayas, creciendo hacia el este de Dunhuang tan lejos como hasta la Puerta de Yade (Yumen). La ciudad se transformó luego en centro administrativo, cambiando también de nombre: desde el 622 hasta el siglo XIV fue llamada Shazhou (Ciudad de la Arena), pero más tarde recuperó su antigua denominación. Entre 786 y 848 estuvo bajo control tibetano, mientras que entre 1038 y 1227 perteneció al imperio Tangut (en chino: Xi Xia). La importancia del emplazamiento deriva de que la carretera que conduce al Turkestán oriental (la moderna provincia de Xinjiang) se bifurca aquí para rodear por el sur y el norte el terrible desierto de Takla Makan. Ya en el siglo IV d. C. floreció una comunidad budista en Dunhuang. Sus santuarios eran visitados con frecuencia por los viajeros antes de adentrarse en las peligrosas rutas del desierto o, tras la llegada, para dar gracias por el venturoso paso del mar de arena. Al sudoeste de la ciudad, está la Mingsha Shan, es decir, la Montaña de Arena Rugiente, flanqueada por un largo muro de rocas donde un monje llamado Yuezun, quizá en busca de un lugar tranquilo, apto para la meditación, excavó la primera cueva en el año 366. Le siguieron muchos otros de manera ininterrumpida durante mil años, y las cuevas que sirvieron primero solo como refugio de los monjes se transformaron luego en templos y se fueron decorando. Así es como aparecieron los Templos Cueva de los Mil Budas (Qianfodong). Este complejo de obras de arte, con sus cuarenta y cinco mil metros cuadrados de frescos que han sobrevivido y más de 2000 estatuas de estuco albergadas en 492 cuevas se considera la galería de arte budista más peculiar del mundo. |